martes, 25 de noviembre de 2014





El origen de las Especies - On the Origin of Species, 1859 - libro escrito por el investigador inglés Charles Darwin, es considerado como  una obra precursora de gran variedad de ramas en la ciencia, como lo son la biología y la genética, obra que, por sus teorías revolucionarias en el campo de la ciencia, fue muy cuestionada por la comunidad científica, pues en la época en la que fue escrito, la ciencia estaba muy ligada a conceptos morales y religiosos. 





Esta obra es sumamente extensa, pues abarca un gran número de teorías con sus respectivas explicaciones, como por ejemplo, las teorías de la variación correlativa, El uso y del desuso, Las condiciones de vida, entre otras. Sin embargo, la teoría más significativa, sin duda es  la “adaptación de las especies” a través dela “selección natural”.

La humanidad no sería lo mismo sin un proceso evolutivo, pues la raza humana es producto de una serie de modificaciones genéticas a través de miles de años. Charles Darwin nos explica que, las especies se generan al azar y una vez que dichas especies viven sobre la tierra, estas comienzan a experimentar un proceso de supervivencia mediante la capacidad de adaptación, es decir, que la especie más fuerte, con los mejores atributos físicos y con la mejor carga genética no es la que sobrevive, sino es aquella que mejor se puede adaptar a los diversos cambios, tanto de su hábitat, como de su misma raza a nivel biológico.

Un ejemplo muy claro de adaptación, es el del origen del desarrollo del sistema nervioso, pues Darwin  nos explica que, en un principio las especies eran en su mayoría vegetarianas. En el pasado, algunos seres vivos tenían dientes planos. Los utilizaban para “machacar”, por lo que solamente podían consumir algunos alimentos, en su mayoría, plantas. Todas las plantas contienen celulosa y esta no se digiere o asimila tan fácilmente por el organismo. Cuando los seres vivos comenzaron a evolucionar, pudieron desarrollar colmillos en sus dentaduras, lo cual les permitió “desgarrar” y de esta forma comenzaron a alimentarse con carne.





La carne no contiene celulosa, por lo tanto, es mucho más fácil de digerir y asimilar. Esto dio como resultado una importante evolución en estos seres respecto a otros que seguían alimentándose de plantas, lo cual permitió que su sistema nervioso se desarrollara a un ritmo más acelerado, cambiando la constitución física y química del cerebro, principalmente de la corteza cerebral. Luego, estos seres tuvieron un mayor número de aptitudes y atributos. Ventajas como lo son el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje. 

Este avance evolutivo dio como resultado una selección natural, en la que la raza que más pudo adaptarse respecto a las condiciones de alimentación en un ambiente en el que las plantas eran escasas,  fue la que pudo sobrevivir y continuar con su proceso biológico.


Es curioso que, esta teoría no solo es aplicable a cuestiones biológicas, sino a cuestiones que abarcan otros procesos de selección. Por ejemplo, la postulación para puestos laborales o académicos, pues las personas que se desarrollan en un ámbito específico tienen en una situación inicial, las mismas probabilidades de ser elegidos. 



Algunas personas podrán tener más ventajas que otras; un mejor curriculum o experiencia académica o laboral más extensa. Sin embargo, las personas que resulten ser elegidas no serán éstas, sino aquellas que respondan mejor en el desarrollo de sus aptitudes en ese ambiente, lo que les asegurara su selección y permanencia.

Teorías como esta, se han desarrollado a lo largo de la historia, pero la que ha fundamentado las bases y que en el presente siguen gozando de vigencia son las que propuso Charles Darwin, quien fue un investigador objetivo y visionario. Un claro ejemplo de selección natural, pues su obra tal vez no sea la mejor de todas en el campo de la ciencia, pero si es – hasta la fecha – la que mejor se ha adaptado a los avances científicos y tecnológicos a más de cien años de su publicación.