El origen de las Especies - On the Origin of Species, 1859 - libro
escrito por el investigador inglés Charles Darwin, es considerado como una obra precursora de gran variedad de ramas
en la ciencia, como lo son la biología y la genética, obra que, por sus teorías
revolucionarias en el campo de la ciencia, fue muy cuestionada por la comunidad
científica, pues en la época en la que fue escrito, la ciencia estaba muy
ligada a conceptos morales y religiosos.
Esta obra es sumamente extensa,
pues abarca un gran número de teorías con sus respectivas explicaciones, como
por ejemplo, las teorías de la
variación correlativa, El uso y del desuso, Las condiciones de vida, entre otras. Sin embargo,
la teoría más significativa, sin duda es la “adaptación de las especies” a través dela “selección
natural”.
La humanidad no sería lo mismo sin un proceso evolutivo, pues la raza
humana es producto de una serie de modificaciones genéticas a través de miles
de años. Charles Darwin nos explica que, las especies se generan al azar y una
vez que dichas especies viven sobre la tierra, estas comienzan a experimentar un
proceso de supervivencia mediante la capacidad de adaptación, es decir, que la
especie más fuerte, con los mejores atributos físicos y con la mejor carga
genética no es la que sobrevive, sino es aquella que mejor se puede adaptar a
los diversos cambios, tanto de su hábitat, como de su misma raza a nivel biológico.
Un ejemplo muy claro de adaptación, es el del origen del desarrollo del
sistema nervioso, pues Darwin nos
explica que, en un principio las especies eran en su mayoría vegetarianas. En
el pasado, algunos seres vivos tenían dientes planos. Los utilizaban para
“machacar”, por lo que solamente podían consumir algunos alimentos, en su
mayoría, plantas. Todas las plantas contienen celulosa y esta no se digiere o
asimila tan fácilmente por el organismo. Cuando los seres vivos comenzaron a
evolucionar, pudieron desarrollar colmillos en sus dentaduras, lo cual les
permitió “desgarrar” y de esta forma comenzaron a alimentarse con carne.
La carne no contiene celulosa, por lo tanto, es mucho más fácil de
digerir y asimilar. Esto dio como resultado una importante evolución en estos
seres respecto a otros que seguían alimentándose de plantas, lo cual permitió
que su sistema nervioso se desarrollara a un ritmo más acelerado, cambiando la
constitución física y química del cerebro, principalmente de la corteza
cerebral. Luego, estos seres tuvieron un mayor número de aptitudes y atributos.
Ventajas como lo son el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje.
Este avance evolutivo dio como resultado una selección natural, en la que
la raza que más pudo adaptarse respecto a las condiciones de alimentación en un
ambiente en el que las plantas eran escasas, fue la que pudo sobrevivir y continuar con su
proceso biológico.
Es curioso que, esta teoría no solo es aplicable a cuestiones biológicas,
sino a cuestiones que abarcan otros procesos de selección. Por ejemplo, la
postulación para puestos laborales o académicos, pues las personas que se
desarrollan en un ámbito específico tienen en una situación inicial, las mismas
probabilidades de ser elegidos.
Algunas personas podrán tener más ventajas que
otras; un mejor curriculum o experiencia académica o laboral más extensa. Sin
embargo, las personas que resulten ser elegidas no serán éstas, sino aquellas
que respondan mejor en el desarrollo de sus aptitudes en ese ambiente, lo que
les asegurara su selección y permanencia.
Teorías como esta, se han desarrollado a lo largo de la historia, pero la
que ha fundamentado las bases y que en el presente siguen gozando de vigencia
son las que propuso Charles Darwin, quien fue un investigador objetivo y
visionario. Un claro ejemplo de selección natural, pues su obra tal vez no sea
la mejor de todas en el campo de la ciencia, pero si es – hasta la fecha – la que
mejor se ha adaptado a los avances científicos y tecnológicos a más de cien
años de su publicación.